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Según la información aportada por Nieves Amado, la peña de las PISADIÑAS está ubicada la media ladera del monte Lastredo, en su vertiente cara el valle de Laza. La peña, sobresaliente en el paisaje por su tamaño, es de pizarra irregular, con un saliente o visera que conforma un abrigo natural cara el oeste.

ES un petroglifo central, el más importante y monumental de una estación de Arte Rupestre con más peñas insculturadas, todas ubicadas en esta ladera sur del monte Lastredo; tiene una buena posición panorámica y dominante sobre el valle de Laza.

Los grabados cubren totalmente el panel de la parte superior, inclinado hacia el este, dejando el abrigo inferior y las paredes verticales libres de símbolos.

Tiene grabadas unas 100 coviñas de varios tamaños, líneas, círculos, herraduras, podomorfos (pisadas), símbolos fálicos, cruciformes, tridentes y dos manos.

Los antiguos habitantes de Laza interpretaron esta peña con duas leyendas: Aquí habitaban los moros, al luchar contra ellos Santiago dejó grabadas las herraduras del caballo. La segunda dice que por aquí pasó la Virgen con el Niño en la sua huida a Egipto y dejaron grabadas las suas pisadas y los instrumentos de costura que usaba la Virgen, tales como tesouras, hilo, aguja y dedal.


La estación de Arte Rupestre de las Pisadiñas pertenece al llamado ESTILO ESQUEMÁTICO ATLÁNTICO. El significado, segundo las últimas investigaciones, sería lo de un espacio ritual con un especial contenido simbólico. En esta especie de santuario protohistórico, pudéronse realizar rituales de investidura de jefaturas perante la Edad del Hierro, (en Galicia la cultura castreña, en el primero milenio la. C.), similares a los empleados en la cultura céltica. No sólo sería un santuario para los castros de la comarca de Laza, sino para los de una buena parte de la cuenca fluvial del Río Támega, puesto que estas estaciones funcionaban a nivel comarcal, eran fronterizas entre el espacio "domesticado, habitable" y el espacio "salvaje", situándose en un extremo del área de dispersión de los asentamientos fortificados.

Por lo tanto podemos estar ante la más importante estación de Arte Rupestre del país del Támega.

Fotos: Nieves Amado Rolán, proyecto Alto Támega.